El secuestro emocional


Hay situaciones en las que parece imposible salir adelante, en las que todo se complica y cualquier movimiento parece empeorar las cosas. Sin embargo, muchas de estas situaciones las volvemos más complicadas de lo que realmente son, somos expertos en amargarnos la vida.
Cuando la adversidad toca a nuestra puerta, muchas veces no solo golpea, en ocasiones parce empecinada en no dejarnos solos por largo tiempo, parece que tenemos una racha de mala suerte, todo sale mal, una cosa peor que la otra.  Cuando estamos ante una situación difícil, las emociones pueden sobrepasarnos, toman el control de nuestra forma de vivir y tiñen de color todo lo que nos rodea. Es imposible que todo sea gris, que todo salga mal, que nada funciones; obviamente es una ilusión creada por los lentes emocionales que estamos usando.
Cuando nuestras emociones salen de homeostasis y se desequilibran se produce un secuestro emocional, una alienación de las noción de sí mismo, donde la razón comienza a rendirse bajo la dura batalla de las emociones.
Las emociones no son negativas o positivas en esencia, son solo emociones y corresponde que se expresen en los momentos indicados. Aprender a conocernos y trabajar nuestras emociones es facilitar potentes agentes dinamizadores de nuestra conducta. Cuando nos sentimos bajo el secuestro de nuestras emociones podemos usar una técnica que nos servirá para provocar movimientos, la técnica del M.A.S
Muévete/Actúa/Suelta
Muévete de donde estas, los momentos de parálisis nos ayudan a procesar las situaciones difíciles para poder actuar de forma prudente, estos momentos son muy buenos pero no para quedarse a vivir bajo su sombra. Si te golpearon, límpiate las heridas, piensa tus movimientos y muévete, hacia adelante siempre es una buena dirección.
Actúa en confianza de que fuimos creados para resistir, para sobrevivir al fin de cuenta duele, pero seguimos en carrera. Basta poner nuestra mente en movimiento para que comencemos actuar con más confianza en nosotros mismo.
Suelta el miedo a equivocarte. No podemos ser fuertes todo el tiempo, no podemos dejar que el miedo a equivocarnos nos impida avanzar, quedarse en el mismo lugar no es una buena opción. Soltar el control está íntimamente ligado a aceptar la posibilidad de frustrarnos nuevamente, debemos convertir nuestras experiencias en palabras para que no se transformen en una huella dolorosa en nuestra mente, huella que se activara ante el menor estimulo.
Practiquemos la capacidad de convertir nuestros problemas en una vivencia plausible de ser narrada, esto implica desarraigarlo de su impacto emocional, para poder incluirlo en nuestras experiencias de vida y dar una vuelta de página.

Salir adelante es más fácil cuando entendemos que somos nuestra propia prisión.


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