Todo nos ayuda para bien!


Las nuevas realidades sociales, lo que algunos autores llaman “nueva modernidad” o “hipermodernidad”  ha traído consigo cambios a nivel social, familiar e individual. Actualmente vivimos en una sociedad donde se rinde culto al cuerpo, al consumo y la satisfacción inmediata. Los roles del sujeto se han desdibujado, han perdido nitidez en sus límites provocando un sentimiento de incertidumbre acerca de lo que corresponde a cada quien, hombre y la mujer han cambiado y sus responsabilidades para con la familia se han modificado.

Las personas son perseguidas por las inseguridades, por el no saber qué hacer, por la sobresaturación de las exigencias sociales, tratando de dar respuestas que muchas veces no tienen claras y solo los dirigen a la frustración inminente.

La rapidez de los cambios tecnológicos atentan contra las costumbres familiares que provocaban la nutrición básica de los vínculos, los almuerzos en familia, los viajes en auto sin auriculares o celulares; ¡qué tiempos aquellos! en que le dábamos guerra al aburrimiento.
La prueba empírica de estas mutaciones civilizatorias se aprecia con claridad en las psicopatología de nuestro tiempo, patologías que son reacciones sanas, que naces en defensa de los nuevos estímulos a los que nos enfrentamos; patologías narcisistas, pasos a la acción, Burn out,  farmacodependencia, anorexia, bulimia, alexitimia, ataques de pánico, agorafobia, miedo al contacto con el otro y miedo al contacto con nuestro verdadero yo, estos son claros reflejos del vacío mental que se configura en un lenguaje corporal, haciendo del síntoma un pedido de ayuda que por el momento no puede ser hablado ni simbolizado.

Este es el caso en cual la psicología, el psicoanálisis puede hacer de las suyas. La función del analista será la de crear este espacio donde se desarrolle una contracultura que favorezca la reconexión del paciente con su historia y sus emociones para que éstas puedan ser pensadas y elaboradas en un lenguaje que permita al cuerpo abandonar al síntoma.

Todo lo que nos sucede nos ayuda para bien, hasta el sufrimiento nos deja de herencia un aprendizaje, todo depende de nuestra capacidad poder modificar nuestra visión de la realidad y encontrarle sentido a nuestros impulsos e incorporarlos en nuestra vida de manera creativa y enriquecedora.

Consultá, aún nos queda tiempo!


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